Análisis del término reproducción asistida

AutorJuan Manuel Alba Bermúdez
Páginas45-57

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1. Introducción

Hoy en día, de manera coloquial empleamos el término reproducción asistida1, sin detenernos a reflexionar en su significado. Se repite vez tras vez como si se tratase de una definición cerrada que no admite otras variantes.

Tanto es así, que incluso es materia de estudio en numerosas universidades2 dentro de sus mallas curriculares.

Lejos de proponer un nuevo modelo o intentar rehacer lo popularmente conocido, intentaremos efectuar un análisis y reflexionar sobre la terminología3 utilizada. Observar si el término enlaza con nuestra concepción ideológica de la reproducción asistida. Es complejo obtener una terminolo-

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gía acertada, no obstante, acudir a las características nos ayuda a construir nociones propias y representarlas.4 "Las características esenciales de un concepto son las que describen su esencia y, por tanto, son ineludibles para definirlo."5 (Cabré, 1992: 183).

2. Reproducción asistida versus procreación asistida

La premura lingüística en los últimos años el ámbito científico6, no es óbice para justificar un término confuso o ambiguo. No trataremos de buscar el término exacto, sino más bien, intentaremos de conjugar en uno, cuatro significados fundamentales. A fin de logarlo, se estudiará el concepto reproducción versus producción asistida, en base a la disciplina, práctica, producto resultante, y finalmente, la unión de conjuntos en esa área7.

2.1. Origen

Las primeras investigaciones en materia reproductiva se realizaron en el S.XVIII, con los intentos de inseminación artificial en el hombre8. Dicho proyecto, fue realizado por el anatomista inglés John Hunter, en 17859, que desde sus comienzos hasta nuestros días se ha avanzado mucho en

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el campo científico. Son muchos los adelantos existentes en materia de reproducción asistida,10 y todo indica que mayores avances están por llegar, pues ni mucho menos hemos topado techo en este tema.

2.2. El objetivo de la reproducción asistida

No podemos obviar que el propósito de los tratamientos de infertilidad o de reproducción asistida no es convertir a un hombre o mujer infértil en fértil. Incluso con los mejores resultados y planteando un escenario idílico, el infértil tristemente continuará siéndolo, pues el objetivo no es sanar la patología11. Si recobrar la capacidad pro-creativa no es el fin buscado en un tratamiento de reproducción asistida, ni tan siquiera reivindicar dicha facultad, entonces, nos encontramos con un poderoso dilema que dificulta la aclaración del propósito seguido.

Llegados a este punto, nos vemos en la obligación de preguntarnos: ¿Cuál es realmente el propósito de la reproducción asistida?, ¿Qué busca o persigue una persona que se somete a este tratamiento?

Si partimos de la idea de que el objetivo de la reproducción asistida no es la cura de la infertilidad, la respuesta se torna más compleja. Una de las posibilidades estribaría en del afán del hombre por descubrir o curiosear en la biotecnología12. Gracias a ello, se pueden lograr importantes avances científicos al paliar la esterilidad, potenciar la investigación y el diagnóstico13.

Para lograr todo ello, se utilizan argumentos muy audaces e ingeniosos, a fin de evitar posibles reprensiones morales. El discurso se

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fundamenta en el deseo de concebir un hijo como derecho natural14 que tienen todos los seres humanos, sin duda, ninguna persona se atrevería a reprochar una práctica tan caritativa. Sin embargo, una doble moral subya-ce en el seno de esta pericia, donde las ansias investigativas son enmascaradas por un sentimiento humanístico de ayuda y comprensión al necesitado -prójimo-. El verdadero escenario aparece cuando posteriormente se vende este producto "milagroso"; momento en el cual, se abandona el altruismo inicial que aducía la investigación y aparece cruda realidad: solo el dinero, y nada más que el dinero, podrá cumplir el sueño de ser padres, quid pro quo.

En base a lo anterior, primero se despierta y en algunos casos se crea la necesidad en las personas de ser padres o madres. A fin de lograrlo, se utilizan innumerables recursos propagandísticos: slogan a pie de carretera con la imagen de un bebé; la imposibilidad de ser felices sin un hijo; testimonios de personas que lograron ser padres; entrevistas a actores de Hollywood que se sometieron a este tratamiento, y muchos otros. En definitiva, el bombardeo continuo del aparato publicitario, junto con la presión social15, hace que en muchos casos, aunque no en todos, se consiga el objetivo perseguido: desear un hijo. No podemos obviar que muchas personas tienen el deseo de der padres16, independientemente de la realidad social en la que viven.

3. Posibles dilemas éticos

Una vez implantado el deseo de tener un hijo, una sustanciosa cantidad monetaria17 es la frontera que decidirá el nuevo ser, una solvente tarjeta de crédito es lo que satisfará el deseo de ser padres. No hace falta discernir

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mucho para notar la similitud con otros patrones publicitarios, con la salvedad, que en algunos casos se ofrece un coche, una casa o un viaje, y en esta ocasión la posibilidad de tener un hijo.

Como señala Rhonheimer no sería lícito desear un hijo como se desea un coche o unas vacaciones en el Caribe. Los hijos "tienen que ser deseados como algo que es bueno, aunque no sea deseado en modo alguno..."18.

Consecuencia de lo anterior, se han suscitado grandes discusiones éticas referente a la comercialización y el precio a pagar por llegar ser padres, tener un hijo hoy día no es problema si la cuenta bancaria está saneada. La demora en ser padres no lo marca el tiempo, sino el dinero, sin olvidar los variados métodos técnicos de la reproducción asistida (TRA)19. Entre las técnicas más novedosas destaca la congelación de embriones, busca el ahorro económico y la minimización de costes, olvidando la abundante cantidad de embriones que mueren20 en la descongelación21. Una de las técnicas más cuestionada es la criopreservación22, donde al embrión se le anulan de los procesos biológicos naturales, como la respiración, el crecimiento y la multiplicación celular.

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3.1. Legislación española

La discutida ley española de reproducción asistida (14/2006)23 establece en sus articulo 3.5 la posibilidad que tiene la mujer de suspender la aplicación (R.A) en cualquier momento (previa a la transferencia embrionario), sin la posibilidad del personal médico de oponerse a su petición24. No se resuelve el problema referente a los preembriones sobrantes, quedando a decisión de la mujer25 si donarlos para investigaciones científicas o crio-conservarlos.

3.2. Error consecuencialista

Analizado lo anterior, no es prudente caer en el error de la ética consecuencialista26, donde el fin (objeto - bebé) justificaría los medios (actos -técnicos). Un planteamiento como el anterior, como sostiene Andorno, nos podría llevar a excusar cualquier perversión objetiva27, aunque la intención subjetiva sea bienintencionada.

Si el "objeto" perseguido es tener un bebé a toda costa, sin importar otros intereses salvo saciar el deseo28 de ser padres, no se estaría hablando de procrear sino de producir29 El prefijo -re, indica repetición30, y precisamente el ser humano es irrepetible, no existen dos personas exac-

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tamente iguales. No sería muy distinto a una fábrica de galletas, cuyo único interés es producir grandes cantidades de galletas en cadena para obtener abundantes ganancias económicas, y por la parte del consumidor el disfrutarlas. Sin olvidar, que todas las unidades fabricadas bajo un mismo patrón son idénticas, ¡eso sí es una auténtica reproducción!

Sostener la idea que la oferta (bebé) y la demanda (padres) pueden ceñirse a los mismos patrones comerciales que otros productos, es una auténtica locura. Si las matemáticas son las que determinarán la posibilidad de ser madre, amparadas en la probabilidad, junto con otras operaciones físicas (modificadas a conveniencia), el niño o niña obtenida no dejará de ser la solución a unas complejas ecuaciones matemáticas31.

3.3. Teoría evolutiva

Alegar que el ser humano tiene el instinto de reproducción como los animales32, y por eso el hombre quiere ser padre a toda costa, estaríamos abocados a engendrar el mayor número de descendientes sin pensar en mayores problemas. Resulta que nadie en su sano juicio se plantea tener hijos a por doquier, sin reflexionar en la situación económica, emocional, social y familiar (planificación), conceptos que no manejan los animales33.

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3.4. Instinto de supervivencia

Por otro lado, justificar que la reproducción humana se efectúa por un instinto de supervivencia34, (como los animales), indicaría que la preocupación de desaparecer de la tierra es el mayor aliciente a tener un hijo (criterio biológico-evolucionista). Pero preguntémonos: ¿Está en peligro la raza humana?, ¿Quién se plantea hoy día ser padre para preservar la humanidad?, ¿Es la reproducción asistida la respuesta a desaparecer de la tierra?, de ser ciertas estas preguntas, nos veríamos obligados a estimular a la juventud a reproducirse en masa, sin pensar en la repercusiones. Sin duda, un argumento muy alejado de la realidad. Si fuese realmente esa la preocupación (preservar la humanidad).

Ya Aristóteles hablaba de la reproducción de los animales35, y Kant de un instinto animal de reproducción36. Es la moralidad lo que diferencia a un hombre de un animal37, según Kant. Si el fin de hombre es tener hijo sin reflexionar en ello, poco nos diferenciaría de los animales.

Si bien es cierto que todos los seres humanos nacemos...

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