Análisis de las medidas de reforma de la Seguridad Social.

AutorSalvador Bangueses Bangueses.
CargoSecretaría de política institucional de la confederación sindical de CC.OO
Páginas233-237

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La Ley de medidas de Seguridad Social, que entró en vigor el primero de enero de este año, nació, como es sabido, del acuerdo alcanzado por las organizaciones sindicales y patronales más representativas y abunda en la línea de consensos que vienen desarrollándose (con pequeños altibajos) desde la suscripción del Pacto de Toledo en abril de 1995 y que fue renovado en octubre de 2003. Consensos que han venido abonando la enorme legitimación social y política de nuestro Sistema de Seguridad Social, el cual constituye, sin duda alguna, el instrumento más potente de cohesión social de nuestro país y uno de los principales baluartes de la estabilidad político-institucional de que disfrutamos.

En consecuencia el acuerdo y la ley que lo ha desarrollado se enmarcan en el proceso de adaptación que, desde el inicio de la etapa democrática, viene experimentado el sistema, el cual, en los últimos 30 años, ha visto como se duplicaba el número de pensionistas, alcanzado a más de uno de cada cinco habitantes de nuestro país y como también se ha doblado la participación del gasto en pensiones en relación con el PIB, y eso aún con un crecimiento real de éste entorno al 100%.

A este proceso de adaptación CC.OO. ha aportado siempre su rigor analítico para así poder trabajar con conocimiento por el desarrollo y la sostenibilidad del mismo.

A la hora de encarar los distintos aspectos a analizar, uno de los más relevantes se deriva de la evolución demográfica que experimentan las sociedades desarrolladas y, entre ellas la española. Evolución que nos muestra una población que envejece de forma permanente y acelerada. Este hecho lo ponen de manifiesto datos tales como el de que, en 1980, el 15% de la población tenía más de 60 años y ahora esa cifra ha superado el 21%. Y a ello se añade el que en dicho año las personas menores de 29 años representaban el 49% y en la actualidad rondan el 35%. Es decir, el panorama se conforma con un aumento de 5 puntos, en 25 años, para los mayores de 60 y con una reducción, en el mismo período, de 14 puntos para los menores de

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29 años. Esto se traduce en una estructura demográfica donde el menor número de jóvenes convive con un mayor número de personas mayores que cada vez viven más tiempo, situación que se agudiza con el aumento de la esperanza de vida y las mejoras sanitarias, así como con los bajos índices de natalidad y el retraso de la edad a la que las mujeres tienen su primer hijo.

Todo ello hace que los tres estratos de edad que, con treinta años de diferencia entre cada uno, conviven dentro del sistema de pensiones sufran importantes descompensaciones y afecten significativamente a la relación ente cotizantes y perceptores, aunque momentáneamente ello sea atenuado por el intenso pero pasajero flujo inmigratorio.

Otro de los aspectos relevantes a analizar se deriva de la evolución de la edad "real" de jubilación, edad que en nuestro país es...

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