Analisis big data de la opinión pública sobre inmigración en redes sociales

AutorXhevrije Mamaqi/Elena Bandrés Goldáraz/Ricardo Pérez Calle
Cargo del AutorUniversidad de Zaragoza, España
Páginas1451-1467
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CAPÍTULO 66
ANALISIS BIG DATA DE LA OPINIÓN PÚBLICA SOBRE
INMIGRACIÓN EN REDES SOCIALES
DRA. XHEVRIJE MAMAQI
DRA. ELENA BANDRÉS GOLDÁRAZ
RICARDO PÉREZ CALLE
Universidad de Zaragoza, España
RESUMEN
Actualmente el avance de la Tecnologías de Comunicación e Internet está alcanzan-
do umbrales de información difíciles de calcular. Mientras crece el uso de dispositi-
vos móviles, la información y desinformación se convierten en ríos imparables que
inundan nuestros correos electrónicos, nuestras cuentas de redes sociales como Twit-
ter, Facebook, Instagram y otras plataformas. Los análisis pueden predecir, de alguna
manera, las pautas comunes de la información teniendo en cuenta el ámbito de ac-
tuación, los eventos y las características sociales y demográficas de los y las internau-
tas. El Big Data es un excelente aliado que puede brindar las herramientas adecuadas
para detectar, no sólo las pautas de la información sino también de desinformación y
manipulación masivas. Mediante un seguimiento realizado durante 30 días de men-
sajes en Facebook sobre temas trascendentales en la sociedad actual, como la inmi-
gración, se ha llevado a cabo una investigación para analizar el contexto y el objetivo
de estos mensajes. Se han utilizado diferentes métodos de Big Data para arrojar luz
sobre las opiniones e intenciones manifestadas por los internautas.
PALABRAS CLAVE
Redes Sociales, información-desinformación, inmigración, Big Data.
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INTRODUCCIÓN
La digitalización es uno de los aspectos clave del siglo en el que vivi-
mos. En la sociedad de la información mientras evolucionan de forma
imparable las nuevas tecnologías de la comunicación e información
(NTIC) se está creando una multitud de vías de información que nos
convierten, como personas, en sujetos procesadores de un sinfín de
datos, noticias, publicaciones digitales, vídeos e imágenes. Una ingente
cantidad de datos que se reproducen de manera vertiginosa y en un
tiempo reducido, a través de abundantes recursos tecnológicos tangi-
bles como teléfonos móviles, televisiones, tablets, ordenadores, relojes
y pulseras inteligentes, entre otros. Si a esto le añadimos la irrupción
de la electrónica textil, (wereables en inglés) o el Internet de las cosas,
concepto al que puso nombre Ashton en 1999, nos encontramos con
un ecosistema de medios físicos que transmiten una ingente marea de
datos e información que no permiten procesarlos mediante medios
convencionales.
Asistimos, en los últimos veinte años, a un vertiginoso proceso en el
que la información se transmite por procedimientos que aceleran elec-
trónicamente su utilización, y cada vez en plazos más cortos. Toffler ya
alertó en 1971 sobre la “sobrecarga informativa”, pero desde entonces,
los sistemas de transmisión de mensajes de voz, vídeo y datos se han
multiplicado por millones de terabytes. Datos inimaginables en el in-
forme McBridge publicado por Unesco en 1980, cuando calificaba de
“colosal” la expansión de los medios masivos, entre 1950 y 1970, al
haber aumentado “en un 60% el número de los libros impresos, el
aumento de la circulación de periódicos en un 45%; el número de
televisores en un 155% y el de las radios en un 265% (…) con un
aumento de la población en ese mismo periodo del 33%” (1993, p.
70).
Ahora, a una velocidad inimaginable hace tan solo cuarenta años, crece
la relación ente el ser humano y las máquinas electrónicas y tecnológi-
cas que, cada vez más sofisticadas, “piensan para nosotros” (Lope Sal-
vador, et. al., 2020), siendo esta relación cada vez más interactiva.

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