Política criminal y penas alternativas a la prisión en los países escandinavos

AutorTapio Lappi-Seppälä
CargoDirector del Instituto Nacional de Investigación en política criminal de Helsinki (Finlandia)
Páginas121-158

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I Introducción

Los países nórdicos (Dinamarca, Finlandia, Noruega y Suecia) comparten una larga tradición histórica, jurídica y cultural. La relación entre Finlandia y Suecia ha sido especialmente cercana en este sentido. A lo largo del siglo XX, Finlandia sufrió tres guerras (la guerra civil de 1918 y otras dos más contra la Unión Soviética entre 1939 y 1944) Las condiciones excepcionales en tiempos de guerra y de posguerra han dejado una huella importante en la política criminal del país finlandés. A modo de ejemplo, las condiciones económicas por las que atravesó el país en aquellos años influyeron sin lugar a duda en la administración de las prisiones de la época. La corriente ideológica basada en la resocialización y el tratamiento del recluso, que surgió en Dinamarca y Suecia a mediados del siglo XX, no tuvo apenas influencia en la política criminal finlandesa. Muy al contrario, el aumento de la delincuencia durante la época de posguerra dio paso a un intenso periodo de legislación penal represiva durante los años 50. En términos generales, el sistema penal en Finlandia durante los años 50 y 60 fue menos resolutivo, menos flexible y más represivo que en los países vecinos.

A partir de los años 50, Finlandia experimentó uno de los cambios estructurales más rápidos vistos en Europa, pasando de ser un país meramente agrícola a convertirse en un país industrializado, basado en el modelo de bienestar social. Hoy en día Finlandia es un país con un gran desarrollo tecnológico. Todos estos cambios estructurales han venido acompañados de importantes cambios en la política criminal. Buen ejemplo de ello es el hecho de que Finlandia haya pasado de ser el país con la mayor tasa de encarcelamiento de la Europa occidental a tener actualmente el nivel más bajo de población penitenciaria. Lo que sucede en el resto de los países escandinavos es igualmente impactante. En términos internacionales, estos países forman una importante unidad, ya que son capaces de mantener bajas tasas de encarcelamiento utilizando tanto penas alternativas a la prisión tradicionales como novedosas. Todo ello ha tenido lugar en un periodo de tiempo en el que el resto de los países europeos ha experimentado un considerable incremento de su población penitenciaria.

El presente trabajo se divide en dos partes: En la primera parte se expone la forma y las razones que hicieron posible reducir el número de reclusos en Finlandia, y se explica las ventajas de la política criminal llevada a cabo en los países escandinavos. El objetivo de la segunda parte es dar un repaso al papel que juegan las penas alternativas a la prisión en el sistema penal escandinavo.

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II La reduccion de la tasa de encarcelamiento
1. El descenso de la población penitenciaria en Finlandia

A comienzos de los años 50, el índice de encarcelamiento en Finlandia era cuatro veces mayor que en los países nórdicos. Finlandia tenía casi 200 reclusos por cada 100.000 habitantes, mien-tras que Suecia y Noruega tenían alrededor de 50. Incluso durante los años 70, el índice de encarcelamiento continuaba siendo el más alto de los países de Europa occidental. A comienzos de los 70, Finlandia tenía una media de 120 reclusos/100.000 habitantes, mientras que Inglaterra y Gales presentaban unos índices en torno a 60 reclusos/100.000 habitantes. A comienzos de los 90, Finlandia había alcanzado el mismo nivel de sus países vecinos (70 reclusos por cada 100.000 habitantes). En 1999 la tasa de encarcelamiento alcanzó su nivel más bajo. En 2003 este índice fue similar al alcanzado en 1990.

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Este descenso vertiginoso ha sido producido tanto por la conjunción de una serie de factores estructurales de carácter macro-económico como por significativos cambios ideológicos en la teoría de la pena, pasando por importantes reformas penales, penológi-

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cas y penitenciarias. El papel que han jugado todos estos factores ha ido variando con el paso del tiempo.

2. Reforma del sistema de penas

Reforma del sistema de penas. Los tribunales comenzaron a reducir el uso de la pena de prisión alrededor de los años 50, lo que supuso una reacción contra la política criminal represiva llevada a cabo por el legislador durante la posguerra. Las reformas legislativas llegaron a mediados de los años 60 y han continuado hasta mediados de los 90.

En primer lugar, las penas de prisión impuestas por delitos patrimoniales o de conducción bajo la influencia del alcohol se han visto muy reducidas. A modo de ejemplo, la duración media de todas las penas de prisión impuestas por robo fue de 12 meses durante 1950, de 7 meses en 1971 y de 3 meses en 1991. Otro ejemplo: A mediados de los años 60 se imponía una pena de prisión casi al 90% de los condenados por delitos de conducción bajo la influencia del alcohol, a principios de los años 70 se redujo a un 70% y 10 años más tarde este porcentaje había descendido hasta el 12%.

En segundo lugar, las reformas legislativas han ido siempre encaminadas a promocionar el uso de las penas alternativas a la prisión. Por ejemplo, la utilización de la suspensión de la pena se ha extendido considerablemente, incrementándose su uso de
4.000 penas en 1960 a 18.000 en 1990. Las multas se han utilizado también como alternativa a las penas cortas de prisión. El uso de la pena de prisión en los jóvenes se ha reducido igualmente, de tal modo que los reclusos entre 15 y 17 años han pasado de ser unos 1000 a mediados de los años 70 a ser 10 en los años
90. Por último, se redujo considerablemente a mediados de los años 70 la imposición de la pena de prisión a los delincuentes no rein-cidentes.

Trabajos en beneficio de la comunidad. La introducción en los años 90 de las penas de trabajos en beneficio de la comunidad en el sistema de penas influyó igualmente en la reducción de la tasa de encarcelamiento en Finlandia. Para poder afirmar que en efecto esta pena ha sustituido a la pena de prisión (y no a otras penas alter-nativas) se ha adoptado para su imposición un procedimiento basado en dos pasos. A saber, primero el tribunal debe tomar la decisión de imponer una pena de prisión sin considerar la posibilidad de sustituirla por trabajos en beneficio de la comunidad. En segundo lugar, sólo entonces el tribunal tiene la potestad de conmutar esa

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pena por la de trabajos en beneficio de la comunidad, siempre y cuando se cumplan ciertos requisitos recogidos en la ley.

La duración de la pena de trabajos en beneficio de la comunidad oscila entre las 20 y 200 horas. La conversión de una pena en la otra es de un día de prisión a una hora de trabajo.

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Según muestran las estadísticas, las penas de prisión comenzaron a descender al mismo tiempo que ascendían las penas de trabajos en beneficio de la comunidad entre 1992 y 1997. En este corto periodo de tiempo se pudo comprobar que esta pena se mostraba como una importante alternativa a la prisión. Actualmente reemplaza alrededor del 35% de las penas cortas de prisión (de menos de 8 meses de duración).

El efectivo cumplimiento de las penas y la libertad condicional.-El efectivo cumplimiento de las penas ha contribuido también a la reducción de la tasa de encarcelamiento. Un buen número de leyes se dictaron durante los años 60 para restringir el uso de las penas de prisión, tales como la responsabilidad personal subsidiaria por impago de multa o la prisión preventiva. Por ejemplo, el número diario de impagos de multa descendió de más de 1000 a menos de 50. El uso de la prisión preventiva también se redujo de 250 reclusos a menos de 10.

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La libertad condicional y el tercer grado también han sido utilizados como instrumentos para controlar el índice de encarcelamiento. En Finlandia prácticamente todos los reclusos cumplen un período de su condena en libertad condicional. Actualmente, el tiempo mínimo necesario para pasar a libertad condicional es de 14 días. Una serie de reformas legales han permitido esto. A mediados de los años 60, este periodo de seguridad ya fue reducido de 6 a 4 meses. Durante los años 70, de 4 a 3 meses, y a finales de los años 80, de 3 meses a 14 días. En un sistema donde el tiempo medio de estancia en prisión varía alrededor de los 4 a 6 meses, las reducciones de tiempo para conseguir la libertad condicional tienen un impacto inmediato en la tasa de encarcelamiento.

3. Tasa de encarcelamiento y tasa de delincuencia

Un cambio tan radical en el uso de la prisión nos hace cues-tionar sus efectos sobre el índice de delincuencia. Los países nórdicos presentan, como ya se ha apuntado anteriormente, múltiples coincidencias sociales y estructurales, pero poseen muy diferentes historias penitenciarias. Ello permite observar cómo países con drásticos cambios en política criminal tienen altos índices de criminalidad, al igual que otros con condiciones culturales y sociales similares y que han mantenido una política criminal más o menos estable. La figura 3 muestra la tasa de encarcelamiento y de delincuencia en Finlandia, Noruega, Suecia y...

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