Algunas cuestiones en torno a los adelantamientos en el reinado de Alfonso X el Sabio (1253-1272)

AutorPilar Arregui Zamorano
Páginas251-276

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1. Planteamiento

A partir de los siglos X y XI, de una manera lenta y paulatina, fue desarrollándose un proceso encaminado a hacer efectiva la presencia del monarca castellano en todos los territorios de su reino. Dentro de ese proceso, en el panorama institucional, se fueron dibujando diferentes formas de organización del territorio mediante las que se buscaba proyectar la acción de la monarquía sobre las distintas circunscripciones diseñadas. Alfoces, tenencias, merindades mayores y menores, y adelantamientos fueron las diferentes fórmulas mediante las que se materializó el control del rey sobre el territorio y su población. Fórmulas, todas ellas, expresivas de la evolución que el poder regio tuvo a lo largo de dichos siglos 1.Page 252

En este marco de actuación, el oficio de merino mayor se hallaba ya plenamente consolidado en el reinado de Fernando III2. El merino mayor era el oficio resultante de la evolución paulatina sufrida por los maiorini terrae o maiori-ni maiores, cuya presencia empieza a detectarse en el reinado de Alfonso VI y se encuentra claramente conformado en la segunda mitad del siglo XII 3. Los merinos mayores eran oficiales públicos de categoría superior, con autoridad delegada del monarca y con amplias competencias sobre unas extensas circunscripciones territoriales con personalidad propia. Los distritos bajo su jurisdicción recibían el nombre de merindades mayores, fórmula mediante la que se articuló la organización territorial del señorío jurisdiccional del monarca 4. Fernando III puso merinos mayores al frente de León y de Castilla. Más tarde, haría lo mismo en Galicia y, al final de su reinado, en Murcia.

Tras la muerte del rey Santo, su hijo, Alfonso, mantuvo esa misma estructura organizativa basada en las cuatro merindades mayores. Sin embargo, en 1253, sin que conozcamos bien los motivos que originaron la decisión, puso un adelantado al frente de una demarcación territorial a la que llamó «La Frontera». Aproximadamente cinco años después, concretamente en 1258, sustituyó los merinos mayores de León, Castilla y Murcia por adelantados mayores. Poco después, en 1263, hizo lo mismo con el merino mayor de Galicia. ¿Cuál fue la razón de estos cambios? Con la irrupción de los adelantados en el complejo escenario de la organización del territorio, se abren ante el historiador del derecho algunas cuestiones para las que, todavía hoy, no tenemos una respuesta cumplida. ¿Cómo es que se puso al frente del distrito de La Frontera un adelantado y no un merino mayor como cabría esperar? ¿Cuál fue el motivo que llevó a Alfonso X a sustituir los merinos mayores por adelantados mayores en el resto de las grandes circunscripciones territoriales? ¿Cómo es que para Andalucía y Murcia, a partir de 1258, se habla siempre de adelantados mayores y nunca de merinos mayores, como sucede en las otras tres circunscripciones? ¿Cómo explicar el denominado período de alternancias5quePage 253 se observa en Castilla, León y Galicia? Podríamos continuar6. Diríase que nos encontramos ante un callejón sin salida. Ante unas decisiones regias cuyo sentido no alcanzamos a comprender7.

¿Por qué un adelantado para La Frontera y no un merino mayor? Ésta es la primera cuestión que se plantea y la falta de una respuesta satisfactoria es lo que, en buena medida, desencadena el rosario de preguntas que le acompañan. Por este motivo, pienso que si se despejara esta primera incógnita, estaríamos en mejores condiciones para encararnos, con mayor éxito, a la tarea de encontrar respuesta a las demás.

Con este empeño, en lugar de centrarnos en la búsqueda de una respuesta plausible al primero de los problemas, lo que haremos es preguntarnos por los motivos que llevaron a los historiadores de las instituciones a plantearse dicha cuestión. En otras palabras: ¿cuál fue la razón o razones por las que desconcierta tanto la presencia de un adelantado en La Frontera y por qué resultaría más razonable que se hubiera procedido a nombrar un merino mayor para ese distrito. Si Alfonso X se hubiera decantado por un merino mayor no se necesitaría explicar la decisión. Se entendería, sin graves problemas, que el rey Sabio trataba de organizar los territorios sureños, recién conquistados por su padre, mediante la fórmula utilizada en el resto de sus dominios: las merindades mayores. Sin embargo, el nuevo monarca, en lugar de utilizar dicha fórmula, nombra un adelantado; ¿por qué resulta tan problemática la decisión?

No encuentro más que un motivo capaz de justificar tal desconcierto: la presencia en todos los estudios dedicados al tema de dos identificaciones que considero pueden ser erróneas (bien es cierto que no en la misma medida).Page 254

Una de ellas hace referencia al cargo: el de adelantado; la otra, al distrito: el de La Frontera. Comenzaré por esta última al entender que, en buena medida, esta segunda condiciona a la primera y, ambas, al tiempo, a todas las demás. De hecho podríamos encontrarnos ante el cabo de una ficticia maraña.

2. 1253: La frontera, usía comarca de la andalucía cristiana

Tradicionalmente, se ha venido identificando el espacio que conformaba el distrito de La Frontera con el territorio de los antiguos reinos moros de Jaén, Córdoba y Sevilla, de tal manera que hablar del adelantado de La Frontera o del adelantado de Andalucía venía a ser lo mismo 8. Dicha identificación no se ha cuestionado 9, de forma que se ha convertido en un lugar común, en la premisa de la que parten los estudios sobre la organización del territorio en la Baja Edad Media 10. Sin embargo, si esta premisa fuera falsa, si el adelantamiento de La Frontera no siempre se hubiera identificado con el de Andalucía, creo que el primer interrogante se diluiría y facilitaría la resolución de los restantes.

Pues bien, considero que es conveniente cuestionarse dicha premisa porque, tengo para mí que el primer distrito, diseñado para el adelantamiento de La Frontera (el delineado por Alfonso X a comienzos de 1253), no se correspondió con el territorio de los antiguos reinos moros de Jaén, Córdoba y Sevilla, es decir, con la Andalucía conquistada. En realidad, pienso que el distrito de La Frontera en 1253 fue, tan sólo, una pequeña comarca situada al sureste de la ciudad de Sevilla, entre el río Guadalquivir y la frontera con el Islam.Page 255

Con la victoria en la batalla de las Navas de Tolosa (1212), Castilla pasó a controlar, de manera definitiva, los accesos a Andalucía. A esto, ha de añadirse que la descomposición del poder almohade era una realidad cuando Fernando III inició las primeras campañas que le llevaron a la conquista de los reinos moros de Jaén, Córdoba y Sevilla 11.Su reinado fue tiempo de expansión, tiempo de acrecentar los dominios a expensas del Islam. La etapa más intensa, en cuanto a operaciones militares se refiere, concluyó con la ocupación de Sevilla. En los meses siguientes, se descendió hacia el sur, sometiendo, en virtud de pactos, las ciudades y villas situadas entre los ríos Guadalquivir y Guadalete: Morón, Arcos, Jerez... Nos consta que tales pactos garantizaban una amplia autonomía a la población musulmana, por lo que su sometimiento a Castilla no distaba mucho de ser puramente nominal. En estas condiciones, parece lógico que, muerto Fernando (1252), una de las primeras tareas con las que tuvo que enfrentarse el nuevo monarca fue la de organizar el vasto territorio ocupado en los años inmediatamente anteriores. Así, «una de las primeras acciones de Alfonso X fue reforzar la posición castellana en la zona de Morón y del Guadalete» 12. Se nos habla del trasvase de la población mudejar a lugares estratégicamente menos interesantes, de la instalación de guarniciones en las fortalezas existentes, del asentamiento de población cristiana y de la sustitución de las autoridades musulmanas por otras de mayor confianza para el monarca castellano. Un monarca que establece la figura del adelantado de La Frontera, cargo que aparece por primera vez documentado el 22 de enero de 1253, en la persona de Pedro Ruiz de Olea 13. ¿Es posible establecer un nexo de unión entre todas estas actuaciones?

  1. Ballesteros Bereta, en su obra sobre el rey Sabio, narra los acontecimientos que se sucedieron en esas fechas y llama la atención sobre el cambio de actitud adoptado por el rey nazarí de Granada con ocasión de la muerte de Fernando III. Años atrás, el rey Muhammad I se había declarado vasallo de Fernando III y, en reconocimiento de su vasallaje, se comprometió a pagar las correspondientes parias. Muerto el monarca castellano, el rey granadino adoptó una clara actitud negligente en cuanto al pago de los tributos debidos. Alfonso X se vio sorprendido por esta actitud y, alertado por otros síntomas (que el autor del libro no especifica pero que no son difíciles de adivinar), decidió adoptar una postura más enérgica frente al vasallo moroso. BallesterosPage 256

Bereta no llega a explicar en qué consistió dicho cambio, ni las medidas en las que éste se plasmó, sin embargo -escribe- «puede conjeturarse que el rey se adelantase con sus mesnadas a la frontera, afianzando las recientes conquistas de San Fernando. Las poblaciones que debieron fortificarse son las del confín, que por eso se denominan Jerez de la Frontera y Arcos de la Frontera» 14.

En esta misma línea, González Jiménez explica cómo Alfonso X, en los primeros meses de su reinado, tuvo que ocuparse de recuperar para la Corona todos aquellos territorios que su padre había ido concediendo a distintos miembros de la familia real, entre los que se encontraba el...

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