Acceso al trabajo y nueva ciudadanía en los procesos migratorios del Levante Español

AutorDr. Santiago Fernández Ardanaz
CargoAntropólogo, Univ. Miguel Hernández de Elche
Páginas36-57

Page 36

Esta investigación se ha desarrollado en los últimos diez años en una serie de trabajos de campo en las zonas de Almería, Murcia y Alicante del Levante español que nos han permitido seguir las diferentes fases de los flujos migratorios en esta área de España. En este informe nos centramos en los cambios en los procesos migratorios en los últimos cinco años (2000-2005), teniendo como referente los anteriores estudios durante la década precedente. Por esto partiremos en este breve informe de las características de este especial campo de estudio que hemos vivido trasladándonos junto con los inmigrantes por los barrios de periferia de los principales núcleos de población, así como en los lugares de trabajo, principalmente en los invernaderos y zonas de cultivos de hortalizas, viñas y olivares. Un nuevo tipo de trashumancia moderna y a la vez de nuevos modelos de tentativas de asentamiento urbano y rural, así como de inserción social y cultural. La siguiente tarea será la de describir las experiencias de los inmigrados en el acceso a la ciudadanía, para terminar con el análisis de los cambios de marcas sociales y culturales que están llevando a un nuevo concepto de ciudadanía y a la aplicación concreta de sus derechos y obligaciones.

Esta área del Levante Español ha sido destino de inmigración continuada desde principios del s. XX, que se acentuó a partir de 1960. Primero por el desplazamiento de la población del interior andaluz, murciano y manchego hacia la costa en las décadas entre 1960 y 1980, seguidamente a estos flujos siguieron las llegadas de los marroquíes y argelinos que siguen hoy en día, y en una tercera fase comenzó la actual de subsaharianos, suramericanos sobre todo ecuatorianos, y los del Este Europeo, sobre todo rumanos y ucranianos. Los campos de estudio se han concentrado en dos localidades murcianas (Torre Pacheco y comarca de Lorca-Totana), y dos alicantinas: una rural la de la Vega Baja y otra urbana el Barrio de N. S. Del remedio en la periferiaPage 37 de Alicante. Sintetizamos algunos datos socio-económicos de los cuatro campos. Torre-Pacheco es una localidad del Campo de Cartagena de grandes invernaderos de hortalizas: cada día salen una media de 150 trailers para los mercados europeos, además de los más de 500 camiones diarios para los mercados españoles; en 20 años su población ha pasado de 6.000 habitantes a 32.000; la mayor parte de los inmigrados son de origen marroquí; y los empresarios son los antiguos inmigrados andaluces, murcianos y manchegos que llegaron hace 25 años. La comarca de Lorca-Totana tenía ya una gran tradición de huerta murciana, que se remonta a la Edad Media, y con grandes infraestructuras de riego y cultivos que se modernizaron durante la primera parte del siglo XX: con una población superior a los 80.000 habitantes el campo de Lorca era ya uno de los principales campos de hortalizas de Europa y actualmente sea por avión (más de 25 vuelos comerciales al día) y sobre todo por carretera el Campo de Lorca es uno de los mejores proveedores de los mercados europeos: a partir de 1980 sus campos se transformaron en invernaderos y crecieron sus transportes a los mercados europeos y sus cultivos con nuevos tipos regadíos. La población de inmigrados en este momento superan los 25.000, con familias de residentes legales superior al 45% y por lo tanto con los primeros testimonios de los inmigrados de segunda y tercera generación. La Vega Baja de Alicante se ha unido al mercado de las hortalizas gracias a los empresarios murcianos, con explotaciones muchos más industrializadas y con una fuerte componente de elaboración de sus productos en sus numerosas naves. La mano de obra es más fija y con mayor continuidad: sobre todo subsaharianos y ecuatorianos residentes y con reunificación familiar. Esta población alcanzó en 2005 una cifra superior a las 12.000 núcleos familiares (con una población de 9.545 con edad inferior a los 10 años y con 6.250 entre los 10 y los 16 años). El Barrio de N.S. del Remedio estaba colocado con la función de barrio de cogida y filtro para su posterior transición a la ciudad. Desde 1970 a 1995 acogió la inmigración interior procedente de Granada, Albacete y Cuenca (La Mancha) e interior de Murcia, con una población que varió entre 15.000 y 25.000 habitantes. A partir de 1995 esta población fue substituida rápidamente por la magrebí en un primer momento y ahora por los ecuatorianos que han desplazado totalmente a los magrebíes. La población actual gira entre los 20.000 y los 25.000 (de los cuales más de 20.000 son suramericanos, sobre todo ecuatorianos, y unos 3.500 subsaharianos. El trabajo es principalmente en la construcción, en la prostitución y en el servicio doméstico. Las bandas latinas es uno de sus fenómenos más llamativos.

1. - El acceso al trabajo de campo

Page 38

El tipo de trabajo de campo suponía un cambio continuo de situaciones, no sólo de asentamientos, habitats y tareas laborales (a la conquista del trabajo según las estaciones y los intereses de las agrupaciones de invernaderos), sino también de la composición de los grupos (edad, género, proveniencia), aunque en algunos se mantuvieran algunos signos de continuidad como lengua, origen territorial o nacional, religión, en torno a los ejes de polarización constituido por los sistemas de redes, sean de tipo para-parental para la salida y aterrizaje, sean de puro acceso al trabajo como cuadrillas o bandas o “compañeros”, o de género (sobre todo en mujeres suramericanas en relación con el trabajo doméstico) o de grupos constituidos en torno a “mesas laborales” creadas por los “capataces”, “los listos” o mediadores laborales, sobre todo en los grupos marroquíes por un lado, los argelinos por otro, los subsaharianos por su parte, y los suramericanos por otra, con especiales polos de agrupación por parte de los ecuatorianos y colombianos.

De ahí la dificultad para la continuidad en la observación de los procesos. Sobre todo en las primeras fases de los flujos migratorios (entre 1990 y 2000), ya que a partir del 2000 se van creando unidades de apoyo y agregación con una cierta continuidad respecto al territorio, a los miembros de los grupos y a las tareas laborales. En estos primeros procesos de cambio continuo los signos de la diferencia y separación son muy netos respecto a los españoles mientras se trata de difuminarlos entre los propios miembros de la inmigración: la falta de signos fijos de orientación tanto a nivel individual (relaciones de amistad o de simple compañerismo) como de grupo hace crecer el compañerismo de solidaridad y apoyo entre los connacionales, los de la misma lengua, los de la misma religión, y más todavía entre los miembros de las redes del mismo origen territorial o para-parental (“los padres”, “los tíos” o capataces son comunes). En esta primera fase estas unidades de agregación resultan prácticamente inaccesibles y opacas al observador, pero no así sus miembros. También en esta fase se notan niveles diferentes de acceso por parte del observador: imposible a nivel de grupo en las redes marroquíes y argelinas (sin embargo muy accesible a nivel personal), bastante accesible a nivel individual y de grupo entre los subsaharianos, mientras entre los ecuatorianos y peruanos se pasa de aparentemente fácil al comienzo a opaca e impenetrable después. Todo lo contrario de lo que sucede con los grupos colombianos. Para los empresarios españoles la diacronía en la sucesión de los grupos constituye una especie de historia de los prejuicios mentales y culturales: el último hace peor alPage 39 anterior, el mejor es el último, pero al poco tiempo se vuelve como los anteriores. Naturalmente en esta visión diacrónica la perspectiva es la del explotador.

En noviembre de 1998 habíamos recogido esta interpretación de la “sucesión de las culturas” en Torre Pacheco (los informantes eran doce, las variantes las hemos puesto entre corchetes), significativa tanto para el tipo de inserción laboral en la zona como de los problemas respecto a su inserción ciudadana.

“Todo ha ido a peor, porque comenzaron a llegar los andaluces, que no daban ni golpe y que cuando se dieron cuenta de que se podía sacar mucho con un mínimo de inteligencia, entendieron y trajeron gente de La Mancha y los que eran mandados se convirtieron en mandamases. Pero de los andaluces pocos han quedado, en cuanto pudieron se fueron a su tierra o se fueron a los pueblos de la costa. Los de La Mancha fueron los mejores, gente trabajadora, que enseguida supieron asentarse, alquilar primero terrenos, después los compraron, se casaron con gente de aquí, murcianos digo, y ahí los veis como uno de nosotros”.

[Comenzaron los que volvían de Francia, ellos organizaron los camiones y prepararon los invernaderos, nosotros aprendimos de ellos. Trajeron mano de obra de las sierras de Almería y también de Caravaca y Cieza. Pronto crecieron los invernaderos y la gente que llegó se plantó aquí y aquí viven como los demás, sus hijos o hijas se han casado con los nuestros y todos formamos una misma familia. Hay los líos normales en todas las familias. Cuando llegaron los La Mancha y de Extremadura que llegaron con algún dinero, porque compraron a los andaluces, se lanzaron al melón y pimiento. Que sigue siendo lo mejor y más rentable. Los manchegos son muy roñosos y de puño prieto, muy suyos, pero es gente seria, aquí se han hecho murcianos”].

Bueno, hace quince años esto era poca cosa. Pero hacia los 90 se abrieron los...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR