El abordaje de la violencia de género desde el sistema sanitario

AutorAntonia Aretio Romero
Páginas69-87

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Introducción

En el presente texto se van a exponer con brevedad algunas razones por las cuales, en el actual momento histórico, el sistema sanitario (a pesar de sus dificultades y retos) es un espacio privilegiado para la detección y abordaje de la violencia de género (VG) en nuestro país. Se mostrarán las consecuencias de la VG en la salud de mujeres y menores, así como algunas de las necesidades que tienen las mujeres en su largo proceso de consciencia, afrontamiento y superación de la VG. Finalmente, se desgranan algunas de las diversas actuaciones que el sistema sanitario debe asumir para ser un instrumento eficaz en la lucha contra la VG.

Un poco de contexto

La VG se ha convertido en los últimos años en un asunto de notable relevancia pública. La violencia contra las mujeres fue objeto de atención en 1993 en la Conferencia Mundial de las Naciones Unidas sobre los Derechos Humanos. En el Artículo 1 de su Declaración fue definida como “cualquier acto de violencia

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basado en la pertenencia al sexo femenino que produzca o pueda producir un daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico en las mujeres, incluidas las amenazas, la coacción o la privación arbitraria de libertad que ocurran en la vida pública o privada”. En 1995 en el transcurso de la IV Conferencia Mundial sobre la Mujer en Beijing las Naciones Unidas (Organización de las Naciones Unidas, 1995) reconocen que la eliminación de la violencia contra la mujer es esencial para la igualdad, el desarrollo y la paz.

En nuestro país se han aprobado en los últimos años medidas legislativas específicas, destacando la Ley Orgánica 1/2004 de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género (LIVG en adelante). En el espacio europeo también se han dado avances significativos en los últimos años, sobresaliendo el Convenio del Consejo de Europa sobre prevención y lucha contra la violencia contra la mujer y la violencia doméstica (Convenio de Estambul)1, de 11 de mayo de 2011.

Desde el ámbito sanitario, destaca la resolución adoptada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en su 49 Asamblea Mundial (1996) declarando la violencia contra las mujeres una prioridad de salud pública en todo el mundo. En España, la Comisión Contra la Violencia de Género del Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud (CISNS) aprobó en 2007 el Protocolo Común para la Actuación Sanitaria ante la Violencia de Género, actualizado y mejorado en 2012. En la cartera de servicios comunes del SNS, recogida en el Real Decreto 1030/2006, de 15 de septiembre, se incluye el diagnóstico y la atención a la VG, tanto en el ámbito de la atención primaria como especializada. Desde la Comisión contra la Violencia de Género del CISNS se ha impulsado el trabajo contra la VG

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a través de cinco Grupos de Trabajo (formación, protocolos, evaluación, aspectos éticos y legales y buenas prácticas) donde representantes de las comunidades autónomas y el Ministerio de Sanidad abordan la mejora en la detección e intervención. A su vez, la totalidad de las comunidades autónomas han aprobado sus respectivos protocolos en la relación a la VG.

El sistema sanitario es un lugar privilegiado para detectar y abordar la VG (Ruíz y otros, 2010: 128-135). Pero presenta unas características que dificultan de manera significativa la prestación de una adecuada atención a las mujeres afectadas. Una de ellas es su adscripción a las estructuras sociales de dominación a través del biopoder (Foucault, 1981); sistema basado en la primacía dada a la biología respecto a otras dimensiones sociales. Otra característica es el énfasis en los aspectos biológicos (biomedicina) que acarreó la naturalización del cuerpo de la mujer, el reduccionismo explicativo del proceso salud/enfermedad, una visión esencialista y determinista que encasilla y refuerza a las mujeres en los roles tradicionales asignados según la división sexual del trabajo (Esteban, 2006).

Por otra parte, prevalece una visión positivista de la enfermedad, que relega las dimensiones psicosociales, mantiene una estructura jerárquica en la relación profesional/paciente, reforzando la pasividad en las personas atendidas. La formación del personal sanitario sigue realizándose desde el paradigma biomédico, dificultando la escucha a los factores psicosociales en la relación sanitario/a-paciente: las mujeres aprenden a expresar el malestar bajo la forma de quejas somáticas. Este malestar no encuentra espacio para ser acogido, lo que redunda en una medicalización (Velasco, 2006) y cronificación de muchos problemas de salud que presentan, así como en la pérdida de control experimentada por éstas. Algunos estudios constatan las resistencias de lo/as profesionales sanitaria/os a explorar las causas socioculturales porque los síntomas relatados no entran dentro de sus esquemas explicativos propios –biológicos o psicológicos– (Juárez, 2005). Se produce así una infradetección de la VG: las consecuencias de la misma no se asocian a ella (Gallego y García, 2012: 149).

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En nuestro país, en los últimos años y con un liderazgo considerable desde la Red de Investigación en Salud y Género, se han realizado algunos estudios para profundizar en este fenómeno desde la perspectiva epidemiológica (Ruíz y otras, 2006; Raya y otras, 2004 y Vives, Álvarez-Dardet y Caballero, 2003). También están surgiendo interesantes reflexiones en torno a las prácticas sanitarias existentes (Ruíz, Blanco y Vives 2004; Fernández, 2004; Rohlfs y Valls, 2003 y Fernández y otros, 2003). En estos trabajos se señala la necesidad de un cambio acuciante en las intervenciones para atender a las mujeres desde la perspectiva de género y enfoque psicosocial. Por otra parte, la Red CAPS, red de mujeres profesionales de la salud, fomenta la perspectiva de género en el ámbito de la salud, así como otras asociaciones feministas que abordan el campo de la salud (Uría y Mosquera, 2013: 320).

A nivel institucional destaca el empeño mostrado por las profesionales que integraban el Observatorio de Salud de las Mujeres del Ministerio de Sanidad, Consumo y Servicios Sociales2así como por...

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