La práctica española en misiones de paz

AutorInmaculada C. Marrero Rocha
Páginas119-170

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En comparación con otros países del entorno europeo e internacional1, España tiene una escasa experiencia en la participación en misiones de paz, teniendo en cuenta que la dimensión exterior de las funciones de las FFAA es bastante reciente, por las razones que se han expuesto en el capítulo segundo. Sin embargo, en un período de algo más de quince años, las FFAA españolas han desarrollado una intensa y variada práctica en este tipo de misiones y en un contexto cada vez más complejo por la dispersión geográfica, diversidad funcional de las operaciones, tipología de conflictos, multiplicidad de organizaciones internacionales implicadas y mayor participación de agencias civiles2. En efecto, desde 1989, la participación de las FFAA españolas en misiones de paz ha ido aumentando de manera progresiva hasta llegar a convertirse en una parte muy significativa de la proyección exte-Page 120rior de España3. La evolución de las relaciones de España con la ONU, cuando no hace mucho se celebró el cincuentenario de su ingreso en esta organización, han contribuido en buena medida al aumento de su participación en misiones de esta naturaleza4.

En este sentido hay que analizar, en primer lugar, las características que presenta la participación de España en la gestión de crisis internacionales y el modo en que se ha convertido en un instrumento para la consecución de ciertos objetivos de política exterior. En segundo lugar, hay que determinar si la participación española en misiones de paz ha seguido una línea de continuidad y coherencia que haya consolidado una práctica española claramente identificable, que contribuya a la proyección exterior de España y a mejorar su posición y aumentar su prestigio en el plano internacional. Para ello es necesario ocuparse de las misiones de paz o de gestión de crisis en las que ha habido participación española, atendiendo a criterios de carácter geográfico, cuantitativos y cualitativos del contingente y de las capacidades militares aportadas, liderazgo español en la misión o las organizaciones internacionales bajo el mando de las cuales han actuado las FFAA españolas.

1. Análisis geográfico y numérico de la participación de España en misiones en el extranjero

El hecho de que la participación en misiones internacionales se haya convertido progresivamente en la principal actividad de las FFAA españolas y exija importantes aportaciones de efectivos muy cualificados, que deben asumir una gran dispersión geográfica en el desempeño de sus funciones, ha supuesto para los tres ejércitos un importante esfuerzo de adaptación. El primero de los ámbitos donde se ha puesto de manifiesto ese esfuerzo es en la necesidad dePage 121 profesionalización y de reducción de efectivos militares. En este sentido, la demanda social no fue la única razón de peso para terminar con el servicio militar obligatorio. El incremento de la implicación de las FFAA españolas en misiones en el extranjero conllevaba un mayor grado de disponibilidad de las unidades militares a la vez que la necesidad de mayor especialización en el manejo de nuevos materiales para tareas distintas. Esta operación se desarrolló a través de un importante esfuerzo de racionalización de recursos humanos y materiales que ha finalizado con la reducción en un 50% de los efectivos militares5.

El segundo de los ámbitos de adaptación ha tenido lugar en la estructura de mando y control de los efectivos militares. La participación en operaciones fuerza del territorio nacional ha terminado con la estricta división de la estructura de mando de los tres ejércitos, heredada del franquismo, en la que cada ejército disponía de un ministerio propio6. Incluso la creación del Ministerio de Defensa no había podido poner fin, en la práctica, a esa estricta división en el ámbito de formación y en el operativo entre los tres ejércitos. Sin embargo, la participación en misiones internacionales ha suavizado esta situación, ya que se necesita una estructura de mando y control conjunta, porque ese tipo de operaciones no pueden ser exclusivas de ningún ejército. En efecto, en ellas confluyen efectivos de todos los ejércitos, aunque a veces sean más numerosas las unidades que provienen de un ejército concreto, normalmente del ejército de tierra, porque las características de la misión así lo requieran. Para ello, se ha modificado la estructura del Estado Mayor Conjunto, creando un único Mando de Operaciones, cuyo objetivo es ejercer el mando, control y seguimiento de las operaciones de paz donde haya participación española, desde que se estudia la propuesta de las fuerzas que se vayan a aportarPage 122 hasta el regreso al territorio español de todo el contingente. Igualmente, el mando de operaciones se ocupa de la designación de la fuerza, el adiestramiento de los efectivos, su empleo en zona y el sostenimiento y repliegue7. Además, los cuarteles generales de los tres ejércitos también cuentan con elementos modulares que se despliegan en cada misión y que cumplen funciones de enlace, comunicación, análisis de la información y asesoramiento técnico y legal sobre todos los aspectos funcionales de la misión y, también, sobre las características de la zona donde ésta se desarrolla.

El tercer ámbito de adaptación es el relativo a la mejora del adiestramiento y el grado de disponibilidad de los efectivos militares. Para tal fin se han creado unidades de análisis y estudio en las que se valoran los cambios necesarios que se deben realizar en el ámbito de los procedimientos, estructura orgánica, doctrinas y materiales militares, a través de las «lecciones aprendidas» de la participación en distintas misiones de paz.

El cuarto ámbito de adaptación ha tenido lugar en las capacidades logísticas específicas para el apoyo de las misiones con objeto de cubrir las demandas de la operación, como la contratación de empresas civiles encargadas de los suministros de bienes y servicios que necesitan los efectivos militares, además del mantenimiento de las instalaciones militares en las zonas donde se desarrolla la misión.

El último ámbito de adaptación ha sido el relativo a la proyección de las fuerzas a través de capacidades marítimas y aéreas propias. Estos medios necesitan de una importante base tecnológica y requieren, también, que su fabricación sea rentable. Pero las capacidades de proyección siguen siendo una asignatura pendiente en muchos Estados europeos, como España, que aportan un importante contingente de fuerzas fuera del espacio europeo y no siempre cuentan con las necesarias capacidades propias para su traslado8. APage 123 esto se une el hecho de que no existe una partida presupuestaria fija en el marco de misiones de paz, en la que se puedan contemplar grandes inversiones para el mantenimiento y adquisición de medios de transporte y sistemas de armamento, que garantice su disponibilidad al servicio de las FFAA españolas. Ello obliga a recurrir al alquiler de los medios de proyección de otros Estados9.

1.1. La distribución geográfica de la participación española en misiones internacionales

Las FFAA españolas comenzaron su andadura en las operaciones de paz propiamente dichas en 1989 y, hoy en día, puede afirmarse que han participado en misiones de paz en prácticamente toda la geografía mundial y, en concreto, en el continente africano, en Centroamérica, en Europa Central, en el espacio post-soviético, en Oriente Próximo y Medio y en Afganistán10. Sólo en el caso del continente asiático, laPage 124 participación española en misiones de paz ha sido muy puntual y, principalmente, centrada en los casos de envío de ayuda humanitaria de emergencia.

A) África

La primera participación española en misiones internacionales tuvo como escenario el continente africano11. El 3 de enero de 1989 partieron los primeros seis observadores militares españoles a Angola como miembros de la Misión de Verificación en Angola (UNAVEN I), para supervisar la retirada de las tropas cubanas del territorio. Una vez concluida la misión, en mayo de 1991, se firmaron los Acuerdos de Paz de Estéril entre el gobierno angoleño y la guerrilla de UNITA. Después se desplegó la segunda Misión de Verificación en Angola, UNAVEN II, encargada de supervisar el alto el fuego y la actuación de la policía angoleña durante el período de transición. En este segundo caso, la contribución española inicial fue de quince observadores militares y finalizó en 1993. Simultáneamente, las FFAA participaron en la Misión de las Naciones Unidas en Namibia (UNTAG) para asistir a la celebración de elecciones libres, con veinticuatro efectivos, ocho aviones de transporte ligero tipo «Aviocar» y un avión de transporte medio «Hércules»12. La participación española en misiones de paz dentro del continente africano volvió a producirse con el envío de ventiún observadores militares en el marco de la Misión de Naciones Uni-Page 125das en Mozambique (ONUMOZ), para «vigilar el alto el fuego entre el gobierno y la Resistencia Nacional Mozambiqueña, verificar el proceso electoral y prestar apoyo humanitario»13. Y, en 1994, como consecuencia del genocidio en Ruanda14, España se sumó a la Misión de Naciones Unidas en ese país (UNAMIR), con veinte efectivos el ejército del aire y aviones de transporte de ayuda humanitaria para apoyar a...

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